Año: 1981
País: Inglaterra
Duración: 97 min
Director: John Landis
Ficha completa AQUÍ
Siendo sincero con vosotros, la licantropía en el cine es una de las asignaturas que tengo pendientes prácticamente desde siempre. Y es que, más allá del trabajo de nuestro Paul Naschy y un puñado de películas que he visto hasta la saciedad, no conozco mucho las lides del género. Básicamente sólo hay tres películas internacionales que me hayan molado (y a unos niveles exageradísimos) como son: Aullidos, un hombre lobo americano en Londres y, en menor medida, Lobos Humanos. Además, para colmo de casualidades, todas del año 1981.
An american werewolf in London -aquí no puedo quejarme de la traducción del título al idioma de Cervantes- es mi favorita de todas, sin discusión. Cuenta la leyenda que John landis, mientras estaba sumido en el rodaje de un film en 1969, comenzó a idear el guión nada más y nada menos que… después de ver un extraño ritual de enterramiento. Por lo visto se encontraba trabajando en la extinta Yugoslavia y presenció un funeral gitano, en el que urdían todo tipo de artimañas para evitar que el cadáver volviera a la vida y se mantuviera en paz y tranquilito a seis pies bajo tierra.
El argumento creo que es de sobra conocido por los fans más acérrimos del cine de terror, pero por si hay algún rezagado intentaré trazar un resumen sin spoilers sobre el tema.
David y Jack son dos universitarios americanos que viajan a pie por Europa, y perdidos en algún lugar de la campiña inglesa, se topan con un pub de nombre “La oveja degollada”. Ya en el establecimiento empiezan a notar que no son muy bien recibidos por los lugareños, debido a su condición de yankees, y se largan del local antes de que la cosa vaya a mayores aunque, eso sí, bajo un firme aviso: no deben salirse de la carretera por ninguna circunstancia.
Desoyendo la advertencia terminan sudando del camino y andando campo a través, bajo el resplandor mortecino de una luna llena que acojona que te cagas, y ahí empiezan… los aullidos. Una especie de lobo los rodea poco a poco, con la sabiduría del cazador, hasta que se abalanza sobre ellos, mata a Jack mientras que David únicamente recibe lesiones superficiales. Pero el bueno de David no sabe que pese a haber salvado la vida, se lleva de regalo la maldición del hombre lobo, además de la capacidad de poder ver muertos en vida con total naturalidad -me suena a que los guionistas de El sexto sentido llegaron a ver un par de veces esta peli- y tendrá que lidiar con todo eso mientras viva.
Un hombre lobo americano en Londres es una peli que mezcla un terror original, inteligente y visceral con humor negro al más puro estilo británico, creando un conjunto que luce de puta madre, teniendo en cuenta lo jodido que es aparear esos dos conceptos sin caer en el absurdo. Tenemos hasta una descafeinada historia de amor, que para mi gusto no aporta demasiado globalmente al guión pero tampoco estorba.
Donde destaca realmente este film es, indudablemente, en el apartado de efectos especiales. Obra del mítico Rick Baker, quien recibió un Oscar al mejor maquillaje por la brillante transformación de hombre a lobo (secuencia que treinta y dos años después sigue siendo apoteósica e impresionante) además de la caracterización de Jack como cadáver viviente.
Por lo visto, Baker pasó de Joe Dante y Aullidos por irse a Londres a rodar ésta maravilla; podemos decir que salió ganando y aunque Aullidos me parezca una película impresionante a nivel de FX, siempre nos quedará la espinita de saber cómo hubiera sido teniendo a Rick Baker en el equipo.
Hasta el mismísimo Michael Jackson quedó prendado de la calidad del Trabajo de John Landis, hasta el punto de contactar con él para que dirigiera aquel archifamoso videoclip… sabéis de cuál hablo?? Exacto, de thriller, imaginad qué impacto tuvo Un hombre lobo… en aquella época.
Amigos, ésto es un clásico súper recomendable que no podéis dejar pasar ni de coña. Toda una obra maestra del cine de terror que en la era de lo digital se pasa por el culo la inmensa mayoría de lo que se hace ahora. Para mí, la mejor película sobre hombres lobo. Y punto.
NOTA: 9,5/10
Generó, por cierto, una secuela a finales de los ‘90 que cambiaba Londres por París y que, a juicio de este humilde aficionado, no vale ni para tomar por el culo.