sábado, 16 de febrero de 2013

THE BURNING MOON (OLAF ITTENBACH, 1992)

 
Año: 1992
País: Alemania
Duración: 86 min
Director: Olaf Ittenbach

Ficha completa AQUÍ

ARGUMENTO
Dos cuentos con profusión de efectos gore y demás truculencias propias del cine alemán underground: 1) Un psicótico aterroriza a una chica y a su familia. 2) Un sacerdote es también un peligroso asesino en serie que viola y asesina en pos de salvar almas.

COMENTARIO
Pura controversia contiene el objeto de nuestro análisis de hoy. Polémica y censurada por todas partes, aunque sobre todo en su país de origen, The Burning Moon constituye todo un símbolo para la libertad de expresión y creación artística, y guarda una interesante y truculenta historia detrás.
Pero como siempre, no puedo comentarla sin antes echar la vista atrás y recordar aquella época en que conseguir bizarradas era toda una hazaña. Ahora tenemos google y podemos teclear “cine gore” cuando queramos, y desde ahí acceder a todo un mundo de sobreinformación, pero antes solo nos quedaban las publicaciones underground hechas por y para enfermos o los videoclubs, espacios condenados a la extinción y que eran todo un santuario y punto de encuentro para los frikis de la hemoglobina y los productos aparecidos directamente en video.

Fue en el videoclub de mi barrio, precisamente, donde me encontré con ésta peli en una de mis expediciones cinéfagas buscando abastecerme de bazofia para todo el fin de semana. Me asaltó la duda en el momento en que vi un plástico negro que cubría toda la carátula, y encima impresas dos palabras que llamaron mi atención muchísimo: portada censurada.
Automáticamente fuí en la búsqueda del encargado a preguntarle por aquello. ¿Portada censurada? ¡Aquello tenía que ser brutal! Joder, si tenían toda la sección de porno al descubierto, donde uno podía ver una simpática y pizpireta asiática introducirse dos manubrios por el ano, o a una guapa rubia saboreando cantidades ingentes de esperma... para censurar aquello, es porque por fuerza tenía que ser burrísimo.
- Está censurada porque es lo más bestia que se ha hecho en el cine- me dijo el currela del establecimiento. -Incluso el director ha pisado talego por haber hecho la peli...
Sin duda, el jodío cabrón sabía como picarme la curiosidad y crearme expectación, porque enseguida estaba intentando llevármela, pero el tío no me dejaba. Quise convencerle diciéndole que ya había visto Braindead y que estaba “preparado” para lo que fuera... pero nada, se escudaba en que era menor y se podía meter en un lío si me la alquilaba.
Ese día no me la llevé, ni al finde siguiente, ni al mes siguiente... no se si de tanto insistir se acabó cansando, el que la sigue la consigue (o la persigue, más bien) pero lo cierto es que finalmente lo convencí. Todavía recuerdo que la alquilé junto a “Noche de miedo” y “Halloween III” y pasé toda la noche del viernes encerrado en el salón viendo una tras otra... ¡Qué tiempos!
Lo cierto es que la portada me decepcionó muchísimo. Una calavera a la que salían llamas por las cuencas oculares... ¿Y pa esto tanto cachondeo? pues como la peli fuera igual, menudo chasco que me iba a llevar. No nos engañemos, la peli es cutrona, pero desde luego indiferente no me quedé.
Primero de todo, hagamos un repaso a The burning moon y sus circunstancias. Olaf Ittenbach, tres años antes dirigió “Black Past”, un film modestísimo que contó con gran aceptación tanto de crítica como de público. Vamos, que a los cuatro frikis que tenían un fanzine y les molaba el rollo les gustó la cosa, y Olaf acabó recuperando una cantidad que multiplicaba por ocho lo que había invertido en hacer esa cinta.
Ya en 1992 y con 18000 euros de presupuesto, se embarcó en la creación de The burning moon, que a la postre sería considerada como la película más prohibida del género gore y el film independiente más vendido en Japón entre 1993 y 1994. Ittenbach tuvo que pagar una fuerte multa al estado alemán, según las autoridades teutonas por difamar a la iglesia católica de aquel país y fomentar la violencia. Nunca he oído nada al respecto de aquello que me comentó el del videoclub, que el director estuvo en chirona, pero tampoco me extrañaría; llegaron a retirar copias en un montón de países. Finalmente tuvo que estrenarse con clasificación X, dejando al vapuleado director prácticamente en la ruina... y olé sus cojones, porque pese a todos los contratiempos terminó sacando el proyecto hacia adelante.
Recientemente la he vuelto a ver, por aquello de tenerla un poco más fresca para hacer la review, y me ha servido para sacar unas cuantas conclusiones nuevas y reafirmar otras: no es la peli más bestia del denominado ultragore alemán, es deficiente en muchísimos aspectos, pero tiene una serie de cualidades que impactan bastante.

Olaf Ittenbach, haciendo apología de la filosofía Juan Palomo, también actúa en la cinta haciendo el papel de Peter. Interpreta a un chaval problemático, pandillero y heroinómano, al que sus padres dejan al cuidado de su hermanita pequeña. Ya desde el principio podemos constatar la absurdez del guión, yo no dejaría a semejante pájaro al cuidado de una niña; aunque obviemos un fallo así... tengamos presente de que esto es puro underground.
Peter se mete un chute de caballo del copón, y con los ojos como puntas de alfiler se prepara para contar a la cría dos historias muy “apropiadas” para que ésta concilie el sueño de forma tranquila, segura y feliz.
“El amor de Julia” es el primer cuento que relata, y trata sobre un psicópata que escapa del centro donde se encuentra recluido y deja todo un reguero de cadáveres a su paso. En mitad de su particular cruzada, conoce a Julia, una jovencita alegre de la que se “enamora” y la lleva a cenar. La cita transcurre sin contratiempos de ningún tipo, todo es perfecto, maravilloso... hasta que suben al coche y el psicótico se da cuenta de que se ha quedado sin tabaco.
Mientras va a por cigarrillos, a la buena de Julia le da por conectar la radio del vehículo y en ese momento (puta casualidad) escucha una descripción del asesino que anda suelto, acompañada de la matrícula del coche que conduce.
Julia se apea, comprueba que los dígitos de la placa coinciden con los que ha escuchado en las noticias y sale corriendo como alma que lleva el diablo, tratando alejarse lo más posible de aquel puto engendro asqueroso. Pero la muy tonta del culo se ha dejado un objeto bastante comprometedor en el asiento, ni más ni menos que la cartera con toda su documentación.
Así que allá se presentará el simpático jovenzuelo, dolido por la espantada de la moza, y con intenciones de perpetrar una venganza que sirva como correctivo frente a los malos modales de Julia.
El resto, os lo podéis imaginar; cabezas cercenadas, dedos amputados, puñaladas, gargantas seccionadas... todo un festín de gore cutre de la más baja estofa, un abuso de litros de sangre falsa y vísceras de charcutería.
   
La segunda historia se llama “La pureza” y nos conduce a la Alemania de finales de los años cincuenta, donde un cura majísimo se dedica a violar jovencitas y posteriormente sacrificarlas en honor a Satán. En el lugar de los hechos, un pequeño pueblecito, los lugareños tienen la mirada puesta sobre el tontico del pueblo, al que finalmente acaban cargándose por creerle culpable de los crímenes.
En éste segmento de la película hay toda una sátira bestial a la iglesia,  conjugado con un gore aún más cafre que en el anterior, y una particular visión del infierno donde se parte a la gente por la mitad, se sacan órganos vitales con sacacorchos gigantes y hasta se atraviesan dientes con un taladro. De toda esta historia, yo destacaría el demonio chungo con los clavos en el ojo y al cura embadurnado en sangre, frotándola y extendiéndola con deleite por su cuerpo mientras profiere un “Ahhhh” de puro placer que, sumado a la calidad del doblaje, puede haceros saltar las lágrimas de risa.
The burning moon es extremadamente sádica y enfermiza, con planos mal hechos, FX que van desde lo cutrísimo hasta lo curradísimo (se puede oír el compresor que dispara la sangre en las escenas donde hay tiros, por ejemplo) y con unas actuaciones que lejos de ser regulares o sobreactuadas, van más allá todavía porque son completamente amateur.
Desde luego, yo establezco el baremo crítico desde el punto de la casquería, porque si intentamos adoptar un prisma focalizado en la calidad técnica, no se sostiene por ningún ángulo. Ittenbach forma, junto con Schaas y Buttgereit la santísima trinidad del ultragore alemán, y si gustas del género, The Burning Moon es un clásico del rollo, algo que no te puedes perder.


NOTA 7/10

5 comentarios:

  1. ¿Qué creación artística ni que símbolo ni que leches si la película es tan cutre, deficiente, pésima, si es una auténtica mierda?

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  2. Para que fuera una sátira de la Iglesia católica ésta tendría que adorar a Satan, como hace el personaje, o tendría que haber curas asesinos en serie. Hay que saber lo que significa la palabra sátira antes de emplearla.

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  3. Elegir una película que no merece el nombre de película como símbolo de la libertad y la creación artística nada menos revela un criterio curioso.

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  4. Los hay que cuando ven algo que les parece que es contra la religión católica están dispuestos a jurar por la vida de sus hijos que es lo más grande que se ha hecho.

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  5. Más que sátira, es una burla hacia dicha religión y eso la hace espeial, muy pocas veces se ve algo como esto .. Excelente película.

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