lunes, 25 de marzo de 2013

Por fin!! el primer número de "La configuración del lamento" a la venta!!


Ya tenemos a la venta el primer número del Fanzine “La configuración del lamento”!!! Está hecho por un servidor, Jose Bibliophagus, y mi buen amigo Dani Krudo, más un plantel de enormes colaboradores. Podréis encontrar en él un especial dedicado al vengador tóxico, serial killers, reseñas de libros, entrevistas, un extensísimo artículo sobre el pressing catch, un especial sobre el “found footage” y mucho, mucho más!!
Si estáis interesados en adquirirlo, podéis enviar vuestro nombre y dirección a lamentofanzine@hotmail.com o a mi correo personal joserosendoc@gmail.com. El precio son 2 euros mas gastos de envío contra reembolso. Muchas gracias a todos!!

jueves, 21 de marzo de 2013

LEYENDO: EL PSICOANALISTA


Título: El Psicoanalista
Autor: John Katzenbach

Editorial: Zeta Bolsillo
Año: 2005
ISBN: 9788496546486

S
INOPSIS

-Feliz 53 cumpleaños, doctor. Bienvenido al primer día de su muerte. Pertenezco a algún momento de su pasado. Usted arruinó mi vida. Quizá no sepa cómo por qué o cuándo, pero lo hizo. Llenó todos mis instantes de desastre y tristeza. Arruinó mi vida. Y ahora estoy decidido a arruinar la suya.

Así comienza el anónimo que recibe Fredrerick Starks, psicoanalista con una larga experiencia y una tranquila vida cotidiana. Starks tendrá que emplear toda su astucia y rapidez para, en quince días, averiguar quién es el autor de esa amenazadora misiva que promete hacerle la existencia imposible.

MI OPINIÓN
En lo referente al género thriller, este autor de nombre impronunciable se ha ganado un hueco en mi top ten particular, tras engancharme absolutamente con novelas como “El hombre equivocado”, “Juegos de ingenio”, “Juicio Final” o “Retrato en sangre”. El Psicoanalista, objeto de la humilde reseña que estáis leyendo, se trata de lo mejor que ha escrito Katzenbach de lejos; libro sin precedentes ni parecidos con nada que yo haya leído en toda mi vida.
John Katzenbach en su día a día es un periodista especializado en el ámbito judicial, ocupación que compagina sin problemas con la escritura. Para la realización de este libro se ha documentado muchísimo sobre psicología y psiquiatría, empapándose del conocimiento de la mente humana para poder hilvanar una trama maravillosa que me ha tenido enganchado a las páginas, casi sin poder dejar de leer. En cuestión de tres noches me había metido para el cuerpo las más de 500 páginas que conforman toda la obra, lo cual es algo que me ha pasado en contadas ocasiones.
El primer tercio del libro tal vez se haga un tanto lento, podemos decir que le cuesta arrancar, pero una vez que el bulldozer se pone en marcha... no hay dios que lo pare. John nos pondrá al corriente de la vida del doctor Ricky Starks, psicoanalista de Manhattan, que tiene una vida de lo más predecible: sedentarismo, cobra un dineral por cada sesión y tiene un amplio plantel de clientes, mayoritariamente gente con mucha pasta y poco cerebro.
El día de su 53 cumpleaños, Ricky recibe una carta anónima de un personaje que firma con el seudónimo de Rumpelstilskin, y en ella le pone al corriente de una serie de sucesos. Para empezar, el tal Rumpelstilskin es hijo de una antigua paciente a la que el dr Starks no ayudó como debía en su momento, y ahogada en su desesperación, terminó por suicidarse.

El psicoanalista se verá introducido en un juego tan aberrante como brutal: por cada día que pase, Rumpelstilskin irá asesinando a un familiar, tanto lejano como cercano, del maltrecho doctor, a no ser que éste corra el mismo destino que su desafortunada paciente y opte por suicidarse.
No os podéis imaginar todo lo que la simple idea da de sí. Un desarrollo complejo pero absolutamente entendible, repleto de un marco de personajes tremendamente bien presentados y combinado con una narrativa sensacional. Es fantástico todo el proceso de degradación que sufre Ricky Starks a lo largo de las páginas y cómo se desenvolverá con un asesino implacable pisándole los talones; además cuenta con la ventaja de ser absolutamente creíble.
Vertiginosa, fluída y rápida, así calificaría yo esta novela. Grandes dosis de entretenimiento para todos los amantes del thriller de la más alta calidad. Disfrutaréis muchísimo, prometido.

martes, 19 de marzo de 2013

DE CINE: ARMA LETAL (LETHAL WEAPON, 1987)


Año: 1987
País: USA
Duración: 105 min
Director: Richard Donner
Ficha completa AQUÍ


ARGUMENTO
Martin Riggs es un policía de Los Angeles con tendencias suicidas. Su compañero Roger Murtaugh es un veterano y responsable policía y padre de familia. Juntos intentan frustrar una operación de contrabando de droga. Al mismo tiempo, a pesar de sus diferentes caracteres, se harán buenos amigos.

COMENTARIO
Hoy vamos a meternos en harina nada más y nada menos que con Arma letal, producción americana que inició una saga de cuatro películas y que sentó las bases del género que mezclaba la acción desenfrenada con la comedia más desenfadada. Aunque antes se había coqueteado mezclando ambas cosas, nunca se consiguieron tan buenos resultados, especialmente en taquilla donde recaudó más de 120 millones de dólares frente a los 15 millones que costó realizarla. Sin duda, todo un éxito, sólo ya el primer fin de semana en USA se llegaron a recaudar casi 7.000.000 de $ en los cines.
Arma letal está dirigida por Richard Donner (Superman, La Profecía, Los Goonies) quien además, cosa rara, se encargó de dirigir los tres títulos restantes de la franquicia. Está protagonizada por Danny Glover y Mel Gibson, que encarnan a Murtaugh y Riggs respectivamente, dos policías que conforman un singular tándem, emparejados a priori contra su voluntad. En primer momento se consideró a Bruce Willis como posible candidato para encarnar a Riggs, lo que no tengo muy claro es por qué no se llevó finalmente el papel.
El argumento en sí no es nada del otro jueves, aquí apenas se usa el coco, todo es acción sin parar desde el minuto uno. Personajes definidos pese a estar estereotipados, buena introducción y puesta en escena de los mismos. Gibson y Glover llevan todo el peso de la peli ellos solitos, Glover con una interpretación bastante sobria y Gibson en su rol que algunos tachan de histriónico y sobreactuado, pero que yo contemplo en toda su plenitud, un papelón.

Murtaugh es el padre de familia sobrio y sensato, el gran policía que siempre tiene una solución y nunca pierde los nervios. En contrapartida, Riggs es un madero que desde que perdió a su esposa no levanta cabeza, y se expone a todo tipo de situaciones peligrosas sin siquiera considerarlo mínimamente. Vamos, que le suda la polla todo, hablando en plata.
Son dos agentes de la policía de Los Angeles que usan esa fórmula tan gastada de las buddy movies: vidas completamente diferentes y antagónicas, inicial aversión entre ambos que se convierte en una maravillosa amistad a medida que se va manifestando cierta química.

La cuestión es que Murtaugh y Riggs se ven inmersos en una trama de corrupción, tráfico de drogas, asesinatos, secuestros, tiros y muchas explosiones. Como tiene que ser, joder. Y mientras van avanzando y pasandolas putas, pasan de odiarse a soportarse, de soportarse a apreciarse, y de apreciarse a ser amigos inseparables.
Para el recuerdo quedarán escenas como la de Riggs y el suicida en la cornisa de un edificio, o la entrada por todo lo alto del coche de policía en la casa de los Murtaugh.
Muy entretenida y con un guión bien elaborado, aunque sensiblemente inferior para mi gusto a la segunda parte que continúa la saga. Aún no se conocían las posturas de tito Mel en lo referente a religión, que se considera un católico romano tradicionalista (lo que coño sea eso), está en contra de la investigación con células madre y por si eso no bastara, se ha declarado abiertamente homófobo de mierda.

En fin, que me enrollo como las persianas; Arma Letal es un fin de acción producido en plena época dorada del género y que dudo mucho que nadie conozca a estas alturas, porque merece ser visto de todas todas.
NOTA 8/10


jueves, 14 de marzo de 2013

LEYENDO: CUARENTENA: LA CAÍDA DE MADRID (JESÚS MARTÍN)

Título: Cuarentena: la caída de Madrid
Autor: Jesús Martín
Formato: Digital

SINOPSIS
Ya nada tiene sentido. Asuntos como el trabajo, la letra del coche o la hipoteca perdieron toda la importancia cuando la infección golpeó las grandes ciudades haciendo que cundiera el pánico.
El mundo que nos había sustentado y del que nos habíamos creído los amos se ha rebelado contra nosotros convirtiéndose en un medio hostil en el que los sentimientos se han transformado en instintos.
El hombre, hasta ahora el mayor de los depredadores, ha pasado a ser la más indefensa de las presas presentes en un entorno en el que sólo importa una cosa: Sobrevivir.

MI OPINIÓN
Otro libro más de podridos incansables para añadir a la colección, en esta ocasión de parte de Jesús Martín, autor del todo desconocido para mí. Ahora podemos decir sin temor a errar que el género se está saturando de obras que tratan de seguir una estela y aprovecharse del éxito cosechado por otros libros, como es el caso de éste Cuarentena; que pese a estar bien cimentado no creo que aporte nada.
Un inicio directo y al grano,que quizás peca de ser demasiado atropellado, nos sitúa en un Madrid apocalíptico a través de los ojos de Diego, un joven abogado que ve como poco a poco el mundo se va a la mierda desde la seguridad de su hogar. Resulta que se ha liberado un virus en uno de esos países que acaban en “án”, concretamente Daguestán, y eso hace que todo contagiado se convierta en zombie ávido de carne que no razona y no siente.
Me es imposible no comparar el argumento con el de Apocalipsis Z de Loureiro, pues el protagonista de Cuarentena también se hace amigo de un soviético que es un tío duro de mucho cuidado, y junto a otras cuantas personas las pasan putas para sobrevivir día a día.
No puede ser más típico, un grupo de supervivientes que van pasando por diversos escenarios (hay hasta un centro comercial!!! Romero’s style), algunos se van quedando por el camino y van apareciendo otros. También, cómo no, aparece el ejército, y son unos hijos de puta del copón... ya véis, qué original todo. Jesús Martín deja un final abierto que da pie a una continuación y con gusto leería, porque intuyo algo de margen de mejora, pero Cuarentena me ha dejado muy frío. Está bien escrito y hay un par de situaciones que molan bastante, pero en general yo no lo recomendaría, máxime cuando hay un mercado lleno de cosas con una calidad excelente.
Si os interesa leerlo podéis encontrarlo en la red, su autor lo ha cedido en formato pdf para que se pueda pillar de forma gratuita a través de internet. Sólo para fans de los zombies que se hayan leído todo lo que hay y aún así quieren más.

domingo, 3 de marzo de 2013

DE CINE: WISHMASTER

Año: 1997
País: USA
Duración: 90 min
Director: Robert Kurtzman

Ficha completa AQUÍ

ARGUMENTO
Hace tiempo, cuando Dios creó los cielos y la Tierra, también creó un lugar lleno de criaturas demoníacas a las que llamó Djinn. Ahora, los Djinn han logrado escapar de sus confines en respuesta a los deseos de un humano. Torciendo sus sueños horrorosamente, el líder de los Djinn deja un sendero de sangre y asesinato mientras espera su oportunidad de entrar en nuestro mundo... una oportunidad que sólo llegará si quien los ha liberado utiliza sus tres deseos.

COMENTARIO
Pues a mí Wishmaster me mola un montón. Qué queréis que os diga, estoy harto de oír críticas sin fundamento y ataques hacia una peli que si hubiera sido de los ‘80s sería considerada toda una obra de culto e iniciadora de una saga imprescindible para los amantes del terror. Pero como es de los 90 todo cristo la vapulea sin piedad, sobre todos los sibaritas y gafapastas que tanto entienden de cine y se esconden tras seudónimos absurdos en webs como filmaffinity y que, a mi juicio, no distinguirían una silla de un cipote. Así que, queridos gafapasters, tened cuidado de donde os sentáis, no vaya a ser que os dilaten el asterisco.
Yo fuí uno de esos que conocieron cantidad de pelis en Canal +, cuando era pequeño era lo más parecido a internet que podía soñar; todo tipo de cine que no podía ver en ninguna otra parte y encima varios pases de cada film, era casi como tener una barra libre de videoclub. Muchos recordaréis la revista mensual que mandaban a nuestros hogares, ahí es donde descubrí la existencia de Wishmaster. La publicitaban como un gran evento para los fans del cine de terror, ganadora de varios premios del prestigioso festival de Sitges. Con 12 años yo no tenía ni puta idea de qué carajo era eso del festival de Sitges ni donde se encontraba la ciudad, aquello me sonaba a chino, pero si se había llevado un premio, según mi lógica prepúber, es que mala no tenía que ser. Además leí que aparecían en ella rostros tan conocidos en el género como Robert Englund o Tony Todd, y aquello me bastó para juntar unas cuantas monedas de cien pesetillas que tenía ahorradas y comprar para la ocasión una cinta Basf. 

Dichosa cinta que aún conservo en casa de mis padres, en la que grabé la peli de marras la noche del estreno en Canal +, y para no variar, la ví una barbaridad de veces en su momento, como hacía con casi todas las películas que me molaban. Con el objeto de analizarla, hace unos días he podido brindarle un revisionado después de unos cuantos años de tenerla olvidada, y he descubierto que Wishmaster es una gran película que me gusta tanto ahora como cuando estaba en primero de ESO.
Para la ocasión, Wes Craven adoptó el rol de productor, después del exitazo de Scream, comenzando una saga que despliega un terror más adulto. El argumento trata de un señor de los deseos, o como lo denominan aquí un “Djinn”, que es encerrado en una especie de gema por un alquimista en pleno imperio babilónico antes de liarla parda y que el infierno se desencadene en nuestro mundo. Ya en nuestra época actual, la gema llega hasta los USA escondida dentro de una estatua que ha comprado un coleccionista llamado Raymond Beaumont, que no es otro que el gran Robert Englund sin cuchillas ni quemaduras en el jeto.

Por una mala maniobra del operario de la grúa, que cultivaba la afición de beber en horas de trabajo, acaba dándole una hostia a la caja que contiene la estatua y la gema, con el Djinn dentro, es encontrada y vendida. Hay que joderse con el gruísta y su puta manía de ponerse croqueta, que casi nos condena a todos a un infierno seguro.
El señor de los deseos se dedicará todo el metraje a intentar encontrar a la persona que lo liberó de la joya para concederle tres deseos, poniendo como pago el alma inmortal del interfecto y así traer el mal a nuestro plano existencial. Por el camino se cruzará con todo tipo de seres peculiares, a los que ofrecerá sus servicios de genio, y que demuestran ser extremadamente gilipollas al formular en voz alta los deseos que se le vengan primeramente a la cabeza.
Detrás de todo este contexto histórico, Wishmaster no deja de ser un slasher, más adulto que scream como comentaba anteriormente, y más serio que Pesadilla en elm street y todo lo que se había convertido la franquicia por aquel entonces. Acusa influencias de Hellraiser, innegable, y le encuentro también cierto parecido con otra gran saga noventera, Candyman - delicioso el cameo de Tony Todd como vigilante de seguridad - aunque es un film que se aguanta por sí mismo. Además tengo la sensación de que con éste señor de los deseos, Craven desató la imaginación y probó con él todo tipo de cosas que no había hecho con Freddy, la resolución de los deseos en la mayoría de los casos es bastante currada y original.

El Djinn está interpretado magistralmente por Andrew Divoff, el amo absoluto de las sonrisas hijoputescas, que se sale en su papel. No penséis que es un calco de Krueger, pues estaréis muy errados, encierra por sí mismo un carisma suficiente para no tener que compararlo con nadie.
A las apariciones estelares hay que sumarle un pequeño papel interpretado por Ted Raimi (si, amigos, el hermanito de Sam) y a Reggie Bannister (el calvo con melena de Phantasma) dando vida a un farmacéutico que muere de una de las peores formas posibles.
Donde la peli hace aguas es en el apartado técnico, concretamente en los efectos especiales. No sé si por carencias de presupuesto, pero para datar del ‘97 lo cierto es que hay algunas secuencias que se antojan algo cutres, o más bien podríamos decir que han envejecido mal. En contrapartida, el apartado del maquillaje es sobresaliente, Divoff en su versión genio cabrón está de muerte. Se nota que Gregory Nicotero andaba por ahí dando vueltas.
Si valoramos todos los pros, tenemos una historia bien narrada, con muertes histriónicas y mucho gore, que tal vez no pasará a los anales del género pero no merece estar tan olvidada como está. De las secuelas ya hablaremos en el futuro, mientras tanto ir degustando ésta pieza de buen terror de los ‘90.

NOTA: 8/10

sábado, 2 de marzo de 2013

DE CINE: YO, EL HALCÓN (OVER THE TOP, 1986)

Año: 1986
País: USA
Duración: 93 min
Director: Menahem Golan

Ficha completa AQUÍ

ARGUMENTO
Lincoln Hawk es un camionero que lo único que desea es estar con su hijo. Cuando lo abandonó doce años antes, el niño pasó a estar bajo la custodia de su madre. Ahora debe participar en luchas para recuperar el amor de su hijo, que está en una academia militar.

COMENTARIO
Ya era hora, queridos lectores de éste mi particular rinconcito, que comentaramos alguna peli que se saliera del terror o lo fantástico. Antes de que me lo flipara, siendo un chavalín, con el gore y los zombies, era un consumidor voraz de cine de acción; desde lo más currado hasta las producciones de cuatro duros que colmaban las estanterías de los videoclubs. Y si de acción macarra y de saldo hablamos, dudo mucho que haya algo más representativo que la Cannon Films, productora que en la década de los 80 tuvo su máximo apogeo convirtiendo en éxitos películas hechas con poquísima pasta. Delta force, desaparecido en combate e incluso Contacto sangriento fuero títulos de la Cannon con los que servidor disfrutaba - y disfruta - como un cerdo en un charco; no obstante la productora de Menahem Golan y su primo convirtió en estrellas de los tiros y explosiones a Charles Bronson, Chuck Norris, musculitos Van Damme y colaboró con Silvestre Hasta los Talones. La peli de la que os voy a hablar se llama “Yo, el halcón” (aunque originalmente se titulaba “Over the top”... sin comentarios) y es una colaboración de Stallone con la Cannon que no terminó de funcionar del todo.

Fue estrenada el 13 de febrero de 1987, dirigida por Menahem Golan, contó con un presupuesto aproximado de 15 millones de dólares y recaudó en los cines de USA alrededor de los 16, como veréis, lo justito para cubrir costes de producción. Pese a que en el mercado del alquiler doméstico le fuera muy bien, fue una cinta totalmente vapuleada por la crítica especializada, llegando a cosechar toda una barbaridad de “Razzies” (los premios concedidos a las peores películas) y con el tiempo, hasta Stallone se arrepintió de haberla hecho.
En propias palabras del protagonista, Sylvester opinó: "No fue una buena experiencia. Fue algo que no debí haber hecho. Me tomó en un momento de debilidad. Había mucho dinero de por medio. En ese entonces yo creía que podía hacer cualquier cosa funcionar. Fue una tontería."
En ésta peli, Sly se sale del estereotipo tan característico de sus películas de peleas y violencia americana y fascista para ofrecernos una historia ñoña, con unos amagos de patética ternura que no casan nada con lo que se podría esperar de él.
Stallone interpreta a Lincoln Hawk, un camionero que ahora intenta recuperar la relación con un hijo al que abandonó cuando nació. La madre del chico está a punto de morir, y tiene la gran idea de que Hawk recoja a su hijo de la escuela militar en la que se encuentra para hacer un viaje y así conocerse mejor.
Entre medias está el abuelo materno del chaval, que intentará que éste no tenga relación con su reencontrado padre y que a todas luces parece el responsable de que Hawk se diera el piro unos años atrás.
El yayo hijo de puta está interpretado por el que posiblemente sea el mejor actor de todo el film, Robert Loggia (Scarface, Big, Independence Day), secundario de lujo y villano en numerosas películas de la época.
Pues bueno, tenemos por un lado un crío repelente en un grado inimaginable, posiblemente el niñato más repulsivo que se haya visto nunca en una película, que a los pocos minutos de estar con su padre y pese a haber sido educado para estar en su contra, empieza a mostrarse receptivo y amistoso con un Stallone que aunque es un tío duro, es muy cariñoso y comprensivo.
No podemos obviar que Sylvester interpreta el papel de un camionero que tiene como afición ir por todos los bares de carretera que encuentra echando pulsos con el personal, y acaba consiguiendo entrar en el campeonato mundial de pulsos que se celebra en Las Vegas, y como premio hay un pedazo de camión último modelo y cien mil dólares en metálico. Hawk necesita a toda costa el camión y el dinero para rehacer su vida con su reconquistado vástago, y no dudará en dejarse el brazo en las mesas del campeonato para conseguirlo.
Olvidando la simplicidad argumental, tenemos una road movie con un tercio final en el que se hay bastante acción, donde la superación personal es la parte más importante del concepto narrativo. A día de hoy, si llegara un guionista con una idea así, dudo mucho que lo llevaran a cabo, pero los 80 fueron la época del “todo vale” y eso se demuestra con creces en ésta cinta.
Destacable los vestuarios y peinados de aquel tiempo, amén de una banda sonora llena de hits de AOR pegajoso y mariquita que harán las delicias de los amantes de la década.
En su día, “Yo, el Halcón” fue un film que gozó de popularidad pese a su baja calidad visual, aunque en pleno 2013 hay escenas que pueden llegar a dar un poco de penita. Y si os digo la verdad, a mis veintisiete años me sigue gustando igual que cuando era un mocoso; Stallone camionero y retando a pulsos a la peña por ahí... no os lo perdáis.

NOTA: 6/10