País: USA
Duración: 100 min
Director: Bret McCormick
ARGUMENTO
Una mujer de mediana edad es diagnosticada con un tumor por un carismático predicador. Un día, ella vomita el tumor, y entonces ese tumor se empieza a convertir en una especie de criatura carnívora que no tardará en reproducirse.
COMENTARIO
Hay películas que se pueden ver en tecnología 3D. Evidentemente no es el caso de esta, que tiene su propio formato de visionado al que he decidido denominar “3C”, porque tres es el número adecuado de canutos que te tienes que fumar si eres lo suficientemente masoquista (cosa que dudo) como para ver “The abomination”.
The Abomination constituye por sí misma toda una rareza dentro de la serie Z de los años 80, a día de hoy prácticamente imposible de conseguir y de la que no existe aparentemente información alguna ni referencias en la red de redes. ¿Y entonces el colgado este de dónde la ha sacado? será lo que os estéis preguntando ahora mismo; incógnita que os resolveré gustosamente.
Hace unos años, no recuerdo exactamente cuántos, mantenía contacto por correspondencia (si, lo de los sobrecicos y las estampitas con la jeta de Juan Carlos I) con una serie de grillados del más alto nivel con los que intercambiaba sin control toda suerte de artículos de dudosa calidad. Desde Vhs de quinta mano polvorientos o revistas y fanzines de cine cutre hasta maravillosos CDR de 700 MB llenos de películas de las que en mi puta vida había oído hablar.
Era lo que se conocía como “trade”, uno mandaba a otro por correo un determinado material y el otro a cambio devolvía el favor mandando al primero cosas por el mismo valor que las que había recibido. Hace diez u once años internet se utilizaba primariamente para ver domingas siliconadas cuya carga de imagen se realizaba en intervalos de treinta segundos, por consiguiente aquello de bajarse una película era todo un privilegio reservado sólo aquellos que pudieran permitirse el lujo de gozar de una conexión de alta velocidad.
Así que los frikis (sobre todos los aislados en pueblos desérticos e incomunicados, como era mi caso) nos dedicábamos a enviarnos unos a otros la mayor cantidad de mierda que podíamos recopilar, formando una especie de megaupload o emule físico donde la filosofía del trueque funcionaba de maravilla. Y es así como “The abomination” apareció un buen día, en un discreto paquete, por mi casa.
Empezaré comentando algo que ya os imagináis: es un jodido y absoluto desastre, pero tiene su gracia. Es como si yo, sin tener ni puta idea de cine ni de actuar, trincara una cámara por banda, unos cuantos colegas, los despojos de la charcutería de mi barrio, pintura roja, papel de manualidades y tela y me dispusiera a rodar un largometraje. Y por supuesto, con un argumento que cupiera escrito entero en una cajita de cerillas.
Nos colocaremos en la piel de Cody, un chaval en la mitad de la veintena que curra en un taller mecánico. La madre de Cody es una señora de mediana edad que está “un poco pallá”, o como una jodida regadera dicho de otro modo; la pobre está obsesionada con un reverendo que aparece dando sermones en TV, el “hermano Fogg” (no, no creo que sea primo de Willy Fogg).
Sara, que así se llama la beata, tiene un tumor y está plenamente convencida de que el hermano Fogg la puede sanar de tan devastadora dolencia con tan sólo posarse encima del televisor mientras él recita unos salmos.
El caso es que Sara regurgita esa especie de tumor una noche, y con toda la tranquilidad del mundo lo tira al cubo de basura de la cocina. El tumor, que está vivo y es muy listo, sale por sus propios medios hasta llegar a la habitación de Cody, trepa por la pata de la cama y se le introduce por la boca.
Como veréis, no sólo tenemos un fantástico tumor con nociones básicas de alpinismo, sino además un gilipollas al que es capaz de entrarle un objeto por la boca del tamaño de una pelota de tenis y ni siquiera inmutarse o despertarse, ¡Es maravilloso!.
Y aquí es cuando vamos a flipar en colores con el panorama, porque resulta que el tumorcito de los cojones controla la mente de Cody y además se reproduce, partiéndose en mitosis y generando gran cantidad de masas de carne y tejido muscular sanguinolento que se irán repartiendo por toda la casa y creciendo cada día. Así que tenemos a uno en la secadora, otro en el armario de la cocina, un tercero nen el armario del baño... que cada día crecen más y necesitan más comida. Como no podía ser de otra forma, será el majo de Cody el encargado de abastecer de alimento (puramente humano) a todos los descendientes de aquel primer tumor que se han quedado de okupas en su casa.
En la mayoría de los aspectos, “the abomination” parece totalmente salida de la Alemania más underground, ya que comparte todas las características del denominado “Ultragore” que se empezó a gestar por aquellas tierras hace ya unas décadas;aunque se diferencia por el componente onírico de la narración, que la hace algo más original que la mayoría de las teutonas. Sangre con un tono más rosado que rojizo, mucha casquería, planos excesivamente largos que no aportan nada, actuaciones que no valen un duro... Pero ¿y los monstruos? Eso es lo mejor del “film” sin ningún género de duda. Ni animatronics ni hostias, eso es muy caro, una especie de marionetas de tela y tira que te vas, moreno...
Llegando al final, podemos decir que es otra de esas pelis no aptas para todo el mundo, sólo para aquellos que de antemano saben lo que van a encontrar y anden buscando un producto así. Supongo que hoy en día será más fácil de conseguir que antes, pero si queréis verla y no la localizáis poneros en contacto conmigo y os diré dónde encontrarla.
NOTA 4/10
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