lunes, 25 de febrero de 2013

DE CINE: LEVIATHAN, EL DEMONIO DEL ABISMO

Año: 1989
País: USA
Duración: 98 min
Director: George Pan Cosmatos

Ficha completa AQUÍ

ARGUMENTO
Copia de “Alien” pero ambientada en un buque soviético hundido, con mineros submarinos en lugar de astronautas y el monstruo resultante de un experimento genético fallido en lugar de un extraterrestre. Sin poder salir a la superficie, los mineros deberán sobrevivir y buscar la forma de acabar con un monstruo sediento de sangre.

COMENTARIO
Cierto es que la sinopsis no deja mucho lugar a la imaginación y prácticamente te cuenta más de lo que necesitas saber. Vale. Y más cierto es que en mis análisis hago “spoilers” y destripo lo que quiero y me da la gana, de acuerdo. Entonces, querido lector, si buscas reviews sin spoilers mejor será que te vayas a otro sitio, porque lo que hago aquí es comentar películas con toda la honestidad que puedo, sin pelos en la lengua y sin buscar contentar a nadie.
El objeto de crítica de hoy es “Leviathan, el demonio del abismo”, una película de finales de los ‘80 ambientada en lo más profundo del océano, género que bebe directamente del fenómeno alien y que guarda toda una serie de paralelismos con el mismo: sensación de claustrofobia total, tensión entre tripulantes o trabajadores y un monstruo en su hábitat natural que se va paseando con total libertad a lo largo y ancho de las instalaciones.

Leviathan no es nada original en sus intenciones, no señor. Por la misma época se estrenaron varios films de similar temática como “Profundidad seis” e incluso “La Grieta”, película casposilla y chapucera del inexplicablemente añorado director nacional Juan Piquer Simón, personaje singular que co-producía cintas con USA realizando sin pudor exploits de todo lo que molaba en ese momento. No voy a entrar en cual fue la primera que sentó las bases de los terrores submarinos, hay varios estrenos en el mismo año y es un tema complicado, lo que sí comentaré que “Abyss” de James Cameron es sin duda la mejor, todo un clásico de la ciencia ficción que se mea en la boca de las demás producciones.
Leviathan es una cinta curiosa que porta en sus fallos su mayor virtud: película con buen presupuesto, que termina pareciéndose a una serie B bastante divertida y entretenida. Tiene un gran reparto compuesto de muchas caras conocidas del cine de la época, podemos ver a Peter Weller, Amanda Pays (Expediente X, Trans-Gens), Daniel Stern (el ladrón grandote de Sólo en casa) o Ernie Hudson (el tontico de La mano que mece la cuna).
La principal baza es la primera mitad del metraje, con una tensión bien construida mediante un gran pulso narrativo, aunque a partir de ahí la movida se va torciendo notablemente hasta deslucir el conjunto final, aún así pienso que no merece la mala fama que atesora y la encuentro muy infravalorada. Si bien es una verdad como un templo que se fusila sin piedad guiones como “Alien”, “Abyss” o “La cosa”, y que podría haberse explotado más todo el equipo técnico y artístico, Leviathan es una película que consigue lo que muchas otras apenas rozan: Entretener.
Una acción que transcurre en un inhóspito y abisal lecho marino, a cinco kilómetros de profundidad. Allí se encuentran unos trabajadores de una empresa minera, dedicándose a la extracción de plata y otros metales preciosos. Sobra decir que la ambientación del entorno es fantástica, el diseño de los trajes acuáticos y los diversos gadgets mecánicos es digno de mención. No en vano, al mando de los efectos especiales estaba el genio Stan Winston, que tampoco tenía mucha vergüenza en auto-copiarse un poquito.
Sixpack, uno de los mineros, en un error de comunicación, acaba topándose con un antiguo barco hundido (soviético... cómo no) y saca de su interior una caja fuerte que contiene gran cantidad de cachivaches interesantes, aunque lo más valioso para los currelas es... el alcohol.
Se acaba filtrando una petaca de lo que a priori parece el néctar más preciado de los marineros rusos, el vodka, pero realmente es un líquido fruto de unos experimentos que hará sufrir horribles mutaciones a todo aquel que ose tomar un pequeño trago.
A partir de ahí... muerte, destrucción y un monstruito tocando los cojones, buscando a quien merendarse. Como comentaba anteriormente, la influencia (por llamarlo así) de Alien es evidente: gente asediada en un lugar cerrado, por un bicho que se infiltra e infecta el entorno y cuyo modus operandi es reventar al personal de dentro hacia afuera. No nos podemos olvidar de “La cosa” por el desarrollo del aspecto del monstruo, multiforme y crece a partir de trozos cercenados de otros cuerpos. Y por último, tiburón, con un final en la superficie marina que cuasi copia el de la peli de Spielberg, con la frasecita “Di aaaaaaa” incluída.
Ciertamente, a mí me resulta complicado aburrirme con semejante refrito de éxitos atemporales. Como película funciona bastante bien, no creo necesario decir mucho más.
Resaltando una anécdota curiosa, y ya para acabar las similitudes, la nave de “Alien” iba a llamarse Leviathan, aunque finalmente los productores consideraron que quedaba mejor “Nostromo”. Curioso, ¿No creéis?

NOTA 6,5/10

1 comentario:

  1. Pues costó un pastizal para la época. De hecho, fue la más cara rodada en Europa en su momento, porque parte del metraje se rodó en Italia.

    A mí me aburrió horrores, quizás porque hay tantos plagios y me irrita tanto ver a Stan Winston echándole tanto morro y a Goldsmith vendiéndose sin importarle un pimiento el copieteo, que me fue difícil divertirme.

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