País: Usa
Duración: 93 min
Director: Maria Lease
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ARGUMENTO
Un espíritu maligno escapa de un templo en el que estaba encerrado y, tras matar a los arqueólogos que lo descubren, se introduce en una antigua fábrica de muñecas. Allí acaba de llegar el nuevo propietario junto a su mujer y a sus hijos. La hija mas pequeña es aficionada a las muñecas y, sin imaginar que los juguetes no son tan buenos como parecen, se hace especialmente "amiga" de una muñeca que pronto desatará su maldad.
COMENTARIO
Una buena forma de resaltar aquel típico tópico de “Spain is different” es fijarse, por ejemplo, en el título en castellano de Dolly Dearest, fusilado por algún cañí rebosante de originalidad que decidió traducirlo en “Jugando a matar”. ¿Qué pasa con las traducciones de los títulos a español? ¿por qué siempre es todo “mortal”, “de la muerte”, “diabólico”, “del diablo”...? ¿alguien me lo explica? En fin... lo dicho más arriba, somos catetos hasta para eso.
Jugando a matar es un título que nace tratando de aprovechar el tirón de nuestro querido (y malogrado, con tanta innecesaria secuela) Chucky en El muñeco diabólico, con la particularidad de que en este caso el objeto animado es una muñeca con su vestidito, su pelito largo y su canesú. Pero comencemos por el principio...
Aparece en pantalla un arqueólogo ataviado con sus bártulos que está intentando acceder a una cripta olvidada de la cultura mexicana Maya. Ignora la ya clásica advertencia de “como entres aquí te vas a enterar” y lo que hace es liberar a un espíritu con muy mala hostia que yacía dormido allí desde hace ni se sabe cuánto. El pobre arqueólogo muere aplastado por la losa de la entrada sin saber las dimensiones de la cagada que acaba de cometer.Por otro lado, asistimos a la llegada a México de la típica familia americana compuesta por un padre, una madre (representando este papel está Denise Crosby, a la que ya vimos envuelta en movidas con seres venidos del más allá en aquella cinta “cementerio viviente” y que al parecer, no tuvo bastante ración de espíritus demoníacos ancestrales) y sus dos hijos. Éstos últimos son tema aparte, la niña no lo hace del todo mal pero es que lo del crío es de traca; es tan repelente que desde el primer momento en que le enfocan ya estás deseando que se lo carguen por coñazo.
La cuestión es que el cabeza de familia ha comprado una fábrica de muñecas en México, que le habían vendido como un negocio redondo y una oportunidad de puta madre, y al llegar se da cuenta de que aquello es lo puto peor, está hecho una mierda, la nave parece una chabola y lo único aprovechable son unas muñecas que el anterior fabricante dejó tiradas por ahí. ¿os acordais del espíritu aquel liberado de la cripta? pues sumamos dos más dos, y nos queda una muñeca poseída. Bueno, una no, varias, porque lo que hace diferente a este espíritu es su capacidad para poseer de forma múltiple a cuanto objeto inanimado le salga de sus etéreas pelotas.
Como podreis imaginar, la benjamina de la familia se queda prendada de la belleza de una de las peponas, a la que bautiza como Linda, y se la lleva a casa convirtiéndola desde ese momento en su más-mejor-amiga-inseparable. Como ocurriera antaño con Chucky, la muñeca le empieza a hablar y la niña adopta unos comportamientos un tanto extraños y perturbadores que hacen sospechar a su madre de que algo raro está pasando.
No deja de ser una historia que no hayamos visto en anteriores ocasiones, y pese que en algunos momentos a peli peca de lagunas en el ritmo, hay un par de asesinatos truculentos que tienen algo de suspense y están conseguidos.
También gozaremos de momentos hilarantes y reacciones incomprensibles, como cuando la niña es poseída y le dice a su madre con una voz gutural “te voy a matar”, el capullo del hermano ni se inmuta y la madre sale con la típica frase americana de “algo raro le pasa a la niña”. Yo si le hubiera dicho algo así a mi vieja, de la hostia que me pega me desposee ipso facto.
Los efectos especiales están bien hechos, la cara de la muñeca poseída acojona bastante, aunque el movimiento no está muy logrado porque cuando anda parece chiquito de la calzada, pero no deja de ser un defecto perdonable para la época en la que se hizo.
“Jugando a matar” es una de esas pelis que intentaron aprovechar el tirón de otras, con poco presupuesto y un argumento nada original, pero tiene la capacidad de ser disfrutable por sí misma. NOTA: 5/10
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